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Imagen: Simon Hewitt

MATERNIDADES DIVERSAS

La experiencia de mujeres con discapacidad y neurodiversas en época de pandemia

Publicado: 2020-12-10


Silvia Tullume es una mujer con discapacidad física. Antes de la pandemia, salía a caminar con su hijo de tres años por las calles de Huancané, Puno. Llevaba un bastón que le servía de apoyo para caminar en los trechos poco accesibles de su ciudad. Esa cotidianeidad muchas veces se veía interrumpida por algún que otro comentario incrédulo de un desconocido.

- ¿De quién es ese niño?, le preguntaban.

- Es mi hijo, respondía con claridad.

Para Silvia, las personas que le hacían esa pregunta no podían creer que ella, al tener discapacidad física, fuese madre de un niño.

Su suposición parece no estar lejos de la realidad. De acuerdo a Elizabeth Caballero, psicóloga y coordinadora del proyecto Impulsando Prácticas no Violentas e Inclusivas hacia las Mujeres con Discapacidad en el Perú, la sociedad aún cree que las mujeres con discapacidad no pueden ejercer la maternidad de manera libre porque se les considera asexuadas, dependientes e incapaces de tomar decisiones sobre su sexualidad. “Aún se infantiliza a las mujeres con discapacidad, se cree que son niñas o santas eternas y por tanto no son capaces de tomar decisiones o ejercer roles de cuidado”, asevera.

La discapacidad como enfermedad

Paradójicamente, aunque la sociedad cree que las mujeres con discapacidad no pueden ser madres, en la práctica muchas de ellas ejercen esta tarea, y en la pandemia han visto una serie de barreras en el ejercicio de sus labores. Una de esas trabas es que se piensa que discapacidad es lo mismo que enfermedad.

Rosa María Juárez es una mujer con discapacidad visual madre de una adolescente de doce años y otra de catorce. Antes de decretarse el estado de emergencia ella podía salir a la calle sola y solicitar ayuda para cruzar las pistas. Debido a la exigencia de distanciamiento social, ahora esa opción es casi imposible, por ello cada vez que sale de su casa debe hacerlo acompañada.

Las pocas veces que ha salido a hacer compras no le dejaron entrar a los locales. Por ejemplo, en el supermercado no quisieron dejarla pasar. 


“Me dicen que estoy enferma y que no debería salir, yo les digo que la discapacidad no es enfermedad, que soy madre, y que tengo responsabilidades, pero igual me decían que no debería estar fuera”, cuenta.

De acuerdo a Caballero, en la sociedad aún está presente el modelo médico de la discapacidad, según el cual las diversidades físicas, sensoriales o psicosociales son consideradas “problemas” médicos y deben ser curadas o rehabilitadas para que las personas con discapacidad alcancen una inclusión efectiva.

Si bien las Naciones Unidas advierte en la guía: “Covid19 y los Derechos de las Personas con Discapacidad: Directrices”, que las personas con discapacidad están más expuestas a contraer el Covid19, debido a la exclusión estructural a la que están sometidas y a condiciones de salud preexistentes, la discapacidad no está asociada inherentemente a enfermedad, sino que son las barreras sociales y actitudinales las que hacen que sea una población más expuesta al impacto negativo de la pandemia.

Roles de cuidado y diversidades

Históricamente, las labores de cuidado han recaído en las mujeres y, durante el aislamiento social obligatorio, estas tareas se han visto duplicadas. Eso lo saben las mujeres con discapacidad y neurodiversas que son madres, quienes ven diariamente que su rol es invisibilizado.

Antes de la cuarentena estricta, Silvia podía dejar a su hijo en una cuna donde la apoyaban con su cuidado desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. 

“Con la pandemia cerraron todo y ya no tengo ese apoyo, ahora debo encargarme de mi hijo sola y me siento muy agotada”, cuenta.

Para Nathalie Chávez, una persona neurodiversa mamá de un niño de once años, los límites entre lo laboral y lo familiar ya no están claramente definidos y eso hace que las mujeres neurodiversas o con discapacidad tengan una mayor sobrecarga de trabajo. “Ahora tienes que trabajar al costado de tu hijo, estás cocinando, lavando, ahora tú eres parte del colegio, hay muchas más responsabilidades que se juntan al mismo tiempo”, relata.

Además, las mujeres se han convertido en un mayor soporte para sus hijos, quienes no tienen espacios para canalizar toda su energía. 

“Mi hijo se sentía disgustado porque ya no estaba en el colegio y yo tenía que acompañarlo, a pesar de que tenía mis propios dilemas emocionales y no sabía cómo ayudarlo y eso me generaba frustración,”, agrega Nathalie.

Incluso estas mujeres han tenido que enfrentar cuestionamientos al ejercicio de su maternidad. En el caso de Silvia, tuvo que dejar de trabajar para dedicarse a su pequeño y, aunque vive con su esposo, no cuenta con su apoyo. “Cuando salgo a comprar y dejo a mi hijo con mi pareja, muchas veces me reclama porqué me demoré… como que se molesta si lo dejo mucho tiempo con el niño”, relata.

De acuerdo a Alexandra Galarza, una mujer neurodiversa madre de un niño de doce años, el papá de su hijo muchas veces la juzgaba. 

"Yo estaba muy cargada con las tareas domésticas y laborales, y él me decía por qué compraba comida fuera o por qué no lavaba a tiempo la ropa de mi hijo y tenía que batallar un poco con eso”, narra.

Para la psicóloga Caballero, en nuestro país existe el prejuicio de que los hombres no pueden asumir tareas domésticas y esa creencia no excluye a los hogares donde habitan mujeres con discapacidad. “Es importante que la sociedad empiece a cambiar ese chip y que asuma que los roles de cuidado corresponden a todos los integrantes de la familia”, sostiene.

El reconocimiento de una maternidad deseada para mujeres con discapacidad pasa por combatir los estereotipos que persisten respecto a la misma y, a su vez, generar condiciones para que esa maternidad sea ejercida bajo un enfoque de derechos y reconocer que la crianza no corresponde a una sola persona, sino que involucra a toda una comunidad que genere condiciones óptimas para el cuidado de los niños y las niñas.


Escrito por

SODIS

Somos una ONG peruana que promueve sociedades inclusivas donde se garanticen plenamente los derechos de las personas con discapacidad


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